El pasado fin de semana tuve la suerte de participar en la segunda edición de la Grava Fayonera, una quedada social de bikepacking con espíritu cicloturista que parte desde Fayón (Zaragoza) y que, por segundo año consecutivo, ha regalado una experiencia intensa, cercana y muy auténtica.
Bajo el lema «PEDALEAR SIN PRISA», nos lanzamos a recorrer durante dos días aproximadamente 100 km y +1800 m de desnivel positivo, conectando caminos cargados de historia, naturaleza y buena vibra. La ruta nos llevó a través de tramos de los Caminos de Historia Viva, enlazando con pistas rumbo a la Terra Alta, con parada clave en Vilalba dels Arcs, donde hicimos un alto para recuperar fuerzas. Y no es para menos: el calor del primer día fue demoledor y puso a prueba nuestras reservas desde bien temprano.
Por suerte, la comida en Vilalba y el ambiente más fresco de la tarde nos ayudaron a completar la etapa y llegar a la zona de Santa Magdalena de Berrús, donde pasamos la noche al aire libre, junto a la ermita. Un momento especial que capturó la esencia del bikepacking: dormir bajo las estrellas, compartir vivencias y dejar que el tiempo se diluya entre conversaciones y silencios.
El segundo día, con algo más de energía y temperaturas más amables, nos llevó de regreso a Fayón. Pero antes de terminar, hicimos una última parada cargada de simbolismo: el brindis final en el Poble Vell de Faió, el antiguo núcleo de Fayón, testigo silencioso de su historia y escenario perfecto para cerrar un fin de semana tan intenso como bonito.
Éramos 28 personas más el staff, y no puedo dejar de destacar el buen ambiente del grupo. Risas, apoyo, charlas compartidas… esos pequeños grandes momentos que hacen que la bici sea mucho más que pedales y kilómetros.
Un agradecimiento muy especial a los organizadores, por todo el trabajo que hay detrás y que no siempre se ve, pero que se nota en cada detalle: en los tracks, en la logística, en el cuidado al grupo. Gracias por hacerlo posible una vez más.
Me vuelvo a casa con la sensación de haber desconectado de verdad, de haberme reencontrado con la bici, con la naturaleza y con una comunidad que, edición tras edición, sigue creciendo y reforzándose.
Nos vemos en la tercera edición de la Grava Fayonera. Seguro.
































Fotos de Toni Albet y mías